Que tu maleta construya cimientos
y tus piernas echen raíces,
que tus recuerdos sean el ancla
y tus manos..., tus manos
continuación de las mías.
Porque yo...
Yo no te digo adiós.
Que te lo digan ellos,
el aletear de un pájaro
o el badajo de una campana,
el flamear de la bandera
o el aire de las ramas,
el compás del diapasón
o el pañuelo del andén.
Que te lo digan ellos.
Porque yo...
Yo no te lo digo.
23/12/2001)