Somos
Somos los eremitas contemporáneos que nos alimentamos de una absurda inconsciencia,
del “no
pensamiento”. Esperpentos de la soledad como los cipreses del cementerio.
pensamiento”. Esperpentos de la soledad como los cipreses del cementerio.
Vagabundear en un laberinto es nuestra… ¿vida?
Recolectar miseria es nuestra misión y nuestra insumisión y nuestra
remisión. Islas rodeadas de vacío por todas partes, de ahí la mirada abismal.
Somos las lágrimas del perdedor, la angustia del derrotado…, somos el adiós al
difunto.
Creadores de irrealidad, errores del pasado, lacra del presente, estiércol
del futuro.
Espantapájaros en el desierto.
Somos ninguno, somos nadie, somos nada, somos nunca. El cero elevado a la
enésima potencia. El despojo de la desdicha. Construimos nuestras propias
tumbas para profanar nuestra propia muerte. Hedonistas en el vicio, onanistas mal
educados que se creen estrellas de su propio circo.
Somos la guerra para el pacífico, el odio para el amante, la cruz de los
cristianos, los parias para el hindú.
Si la desesperanza tuviera su apología nosotros seríamos su abanderados,
erguidos estandartes, orgullosos engreídos que buscamos en un billete de mil
perdones, mil súplicas, mil ruegos.
Somos la mentira, y la verdad es nuestra sombra. Mentira vestida de gala, empavonada
y empolvada con no sé qué sustancia que decora nuestras facciones del más
patético de los disfraces carnavalescos. Siempre en busca de una quimera que
nuestras mentes distorsionadas emborronan de realidades que no podrán ocurrir,
que no podrán suceder, que no podremos vivir, que no podremos sufrir.
Pero seré, seremos. Seremos algo, alguien. Seremos siempre. Savia nueva y
experimentada, raíces, tronco, ramas y frutos. Presente y futuro. Seremos
realidades, ilusiones y esperanzas.
Bandera en la cima.