martes, 3 de septiembre de 2013

Y yo qué sé

   
 Y yo qué sé…
Una simple mirada atrás que rompe el futuro porque te conecta con tu pasado sin sentir, sin padecer, sin sufrir el acongojo del herido de muerte. Que no desaparezca el tiempo en el agua y que ni el viento te desvanezca en mi mirada para eternizar mi Yo en tu Yo. Un tic y un tac, un campaneo, un compás descompensado latiendo en un silencio desgarrador sin que la menor de las compasiones estremezca la mínima ilusión de aquel que no mira atrás por el simple miedo a perder su norte, la mirada del que busca un mañana, la seguridad del que teme no perder la locura encerrado en su cordura. Invertir el tiempo para no depender del que te lo sacrifique.
Cruz del infierno incendiada de lágrimas que queman, de legañas que son como costras pegadas en la sensible piel de los ojos. No son más que la búsqueda de poros impacientes que desembocan en inquietud, en desasosiego, en ansiedad, que no te dejan vivir sin más dilación, sin más demora, sin más multa que la de vivir.
Hasta hoy, nunca he pretendido desaparecer de todo aquello que me haga sentir la menor de las emociones, que no pueda desacreditar a aquellos  que me pudieran hacer guerrero de una batalla perdida. Ya no volveré a ser el mismo, el ganador de las causas perdidas, la flecha del laberinto sin descubrir más que un cúmulo de vanalidades que sangran mis venas, que convierten en sal todo aquello. No es poder sin que alimente… (2005)