jueves, 30 de enero de 2014

Qué imperfectos somos (Capítulo 2)

Eran como nuestros niños, iguales.
Durante los tiempos anteriores al descubrimiento y colonización de estas regiones, la Quebrada era el camino de los incas. A pesar de la aculturación sufrida debido a la acción colonizadora, pasada y actual realizada ahora por su propio pueblo aún practican algunos de sus rituales y mantienen otras formas culturales. Sus ocupaciones son antiquísimas y no poseen los títulos de propiedad de sus tierras. Siguen siendo perseguidos y amenazados por terratenientes, e incluso, algunas comunidades sufren severas represiones policiales o son “animados” a abandonar sus tierras con cierre del paso hacia los centros poblados donde venden sus productos.
El niño vendedor cuidaba de una cabrita porque él era ya grande. Cada día le daba de comer y la ordeñaba. Sus hermanos hacían lo mismo, y sus padres también lo hicieron y sus abuelos y …
Yo volví a mi mundo. Atragantada.
Tardo en adaptarme a mis gustos, a mi comodidad, a mis palabras, a mis gestos.
Convivo difícilmente con la desigualdad, con la falta de libertad, con la injusticia y la estupidez de esta etnia nuestra, que cambia las palabras, inventa frases que nadie entiende para endulzar y negar la amargura de tanta indolencia. No quiero olvidarme de esos recuerdos. No quiero. Me proporcionan el peso necesario para no desequilibrarme demasiado.
Ni siquiera las religiones del mundo han logrado ennoblecer a tanta conciencia entregada al rezo y al reconocimiento de Dios. Qué imperfectos somos.
Autora invitada: Julia